Los emisores de infrarrojos de onda corta producen ondas infrarrojas de alrededor de 0,75 a 1,4 micrones de longitud de onda y funcionan a altas temperaturas por encima de 1300 a 2600 °C. Dado que estas longitudes de onda tienen frecuencias más altas, tienden a ser más transmisivas y reflectantes. Sin embargo, la alta eficiencia de esta técnica no solo se deriva de las propiedades de absorción de los materiales a calentar, sino también en conjunto con la atmósfera.